Ahora que nos ha cambiado la realidad de como vivíamos, también nos cambiará nuestra forma de viajar.
¿Qué haremos cuando tengamos vacaciones? ¿Querremos estar 6 horas dentro de un avión con 250 personas más? ¿Pasear 4 horas en bus, con 50 personas, para poder visitar un museo todos a la vez en tan solo 1 hora? Quizás ya hay mucha gente que ya no nos sentíamos de vacanciones así, y buscábamos algo menos estressante para nuestro tiempo libre. Quizás algunos no esperábamos a tener 15 días para irnos lejos, sinó que ya habíamos descubierto los placeres de las escapadas: maleta sencilla, visitar aquello que realmente te interesa de un sitio (nada de check-list de museos y iglesias), disfrutar de la gastronomía y los productos locales, no tener que hacer una gran planificación, conocer el entorno con alguien local… Pero, ¿y el precio? Pues menos pernoctaciones, pero más diversidad: aquí está la clave entre disfrutar y ajustar el presupuesto.
Y ahora, más que nunca, sea porque esta nueva realidad, por más grande conscienciación de los efectos del cambio climático, o simplemente porque será más sencillo, el turismo sostenible parece que será una tendencia en alza. Los que hace tiempo que trabajamos en ello, os esperamos con los brazos abiertos.